Las fiestas de Navidad nos introducen también en un año nuevo, que para nosotros es de gran importancia, pues en el festejamos el Bicentenario de la creación de nuestras Diócesis de San Cristóbal de La Laguna o Nivariense, además de estar inmersos en el último año de nuestra Misión Diocesana y que dedicamos, especialmente a festejar de una manera agradecida este regalo de Dios, de ser familia eclesial, que peregrina en estas cuatro islas de las Canarias occidentales.
Son acontecimientos que debemos vivir de una manera muy piadosa y llena de fe, pues no podemos olvidar nuestra herencia cristiana, que conforma nuestra manera de seguir a Cristo, no solo como una vivencia intima, sino sobre todo como una celebración comunitaria y continua de nuestra fe, por la que nos entregamos ha hacer el bien y ser testigos de Cristo vivo y resucitado que no deja de hacerse presente entre nosotros en multitud de personas y de acontecimientos que no podemos dejar de lado, ni pasar de largo ante ellos.
Bien sabemos que estamos llamados a implicarnos al estilo de vida de Cristo, y hacer de nuestra fe, no un adorno, sino una vivencia auténtica de la esperanza y de la confianza que hemos puesto en Él.
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