En María, la Palabra se hizo carne y acampó entre los hombres el Hijo de Dios
Por: Cristina Huete García | Fuente: hagiopedia.blogspot.com
Desde el Concilio Vaticano II se celebra esta solemnidad para acentuar el puesto de María en la Encarnación y Redención de Cristo y como tal es modelo de la Iglesia. La Encíclica "La Madre del Redentor" del Papa Juan Pablo II (25 de Marzo de 1987) afirma que "la Madre del Redentor tiene un lugar preciso en el plan de salvación". La verdad sobre la maternidad divina de María fue confirmada solemnemente como Dogma de fe de la Iglesia, en el Concilio de Éfeso del año 431. María es la Madre de Dios, la Theótokos, ya que por obra del Espíritu Santo concibió en su seno a Jesucristo, Hijo de Dios, consubstancial con el Padre.
La Encíclica "Marialis cultus", al ambientar en tiempo navideño esta fiesta recuperada, dice que: "fijada en el primero de enero, según una antigua sugerencia de la liturgia de Roma, está destinada a celebrar la parte que tuvo María en el misterio de la salvación y a exaltar la singular dignidad de que goza la madre santa, por la cual merecimos al autor de la vida". Y continúa: "Es, asimismo, ocasión propicia para renovar la adoración al recién nacido príncipe de la paz, para escuchar de nuevo el jubiloso anuncio evangélico (Lc. 2,14) para implorar de Dios, por medio de la reina de la paz, el don supremo de la paz. Por eso, en la feliz coincidencia de la octava de navidad con el principio del nuevo año, hemos instituido la Jornada mundial de la paz, que goza de creciente adhesión y que está haciendo madurar frutos de paz en el corazón de tantos hombres".
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