Viernes 6:
11:00h. Celebración de la Eucaristía en el Aniversario de la Bendición de la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús-El Guincho
Sábado 7:
18:00h. Celebración de la Eucaristía en el Monasterio
21:00h. Vigilia de La Inmaculada en el Monasterio
Domingo 8:
11:30h. Celebración Solemne de la Eucaristía en honor a la Inmaculada Concepción y procesión
Palabras del Párroco:
MARÍA, LA MUJER SIN MIEDO
Este domingo del recién estrenado tiempo de Adviento, nos encontramos con una fiesta muy arraigada en nuestras comunidades, como es la Fiesta de la Inmaculada Concepción: La fiesta de la mujer del “Sí”, la que se puso en manos de Dios y se fio de Él para llevar adelante un camino nuevo y diferente.
Una fiesta que, hoy en día, parce ser que no es muy políticamente correcta, ni siquiera para los creyentes, pues nos vamos más a discurrimientos pseudoteológicos, antes que a lo que significa que Ella, María, sea la mujer, humana como cada uno de nosotros, y que nos enseña los nuevos caminos ilusionantes de Dios, en la vida de los que quieren ponerse en sus manos y confiar, plenamente en Él.
Es una fiesta para celebrar que, lo viejo, no sirve ya para nada porque ya ha pasado, y que tarde o temprano, tenemos que abrirnos a la novedad de la Buena Noticia de Dios en nuestra vida, la que Él nos trae para que decidamos responderle con generosidad y gratuidad y le dejemos iluminar nuestros pasos y caminos con la sorpresa viva de su proyecto. Él espera nuestra respuesta confiada, sobre todo, porque no se impone a nuestra libertad, sino que, nos invita a ser más libres, más nosotros mismos.
El ángel de dice a María que, para Dios nada hay imposible, sobre todo, cuando le dejamos ser Dios en nuestra vida, cuando dejamos a un lado los ídolos o señores de este mundo y de nuestro egoísmo y soberbia y como ella somos capaces de decirle: “Sí, Hágase en mí según tu Palabra”. Porque no hay respuesta más valiente y decidida que ésta, pues, de hecho, es la disponibilidad, la que nos hace siempre libres y la que ilumina las decisiones que tomamos, porque es la que sale de nuestro corazón.
María no necesita buscar perderse en una multitud anónima para reivindicarse y para exigir vivir su vida, pues, sabiendo de quien se ha fiado, simplemente se decide a vivir como lo que ella es, lo que ha elegido a ser, la mujer modelo de sencillez y de entrega a Dios, la mujer camino de acercamiento al que nos colma de vida y nos llena de vida, la mujer portadora de la esperanza, porque, con su “hágase” nos ha provocado a todos nosotros, a no ser uno más del montón, si ha atrevernos a ser lo que hemos decidido ser.
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