viernes, 29 de noviembre de 2019

Primer Domingo de Adviento

VIVIMOS DESPREOCUPADOS

En este domingo comenzamos el Tiempo del Adviento, un tiempo privilegiado dentro de la Iglesia, pues con él, comenzamos otro año Litúrgico, algo así como un año nuevo dentro de la Iglesia, vivenciado y celebrado en sus acciones litúrgicas. Iremos recorriendo, cada domingo el Evangelio de San Mateo, que nos irá acercando a los caminos, pensamientos, sentimientos y acciones de Jesús, que nos busca en cada uno de nuestros pensamientos, situaciones, acontecimientos cotidianos.

Este primer domingo nos coloca ya en situación de espera y de vigilancia, porque, durante las dos primeras semanas, estaremos celebrado ya el Adviento escatológico, el anhelo esperanzado de la segunda venida del Señor-su Parusía-, algo que alimentó la fe de los primeros cristianos, hasta que descubrieron la presencia del Señor cotidiana en la eucaristía y en los acontecimientos.

De ahí que las lecturas, nos inviten a observar los acontecimientos cotidianos, a descubrir su trasfondo y a vivir implicados en el anuncio y la extensión del Reino del amor de Dios por este mundo. Es decir, a no vivir despreocupados como si nada fuera con nosotros o fuéramos una especie en peligro de extinción; sobre todo, porque los cristianos, tenemos que seguir dando esperanza a este mundo que en muchas ocasiones nos detesta, o nos ignora, incluso haciéndonos creer que estamos fuera de honda o pasados de moda.

No podemos caer en te tipo de provocación, pero tampoco podemos pasarnos el día escondidos y con los brazos cruzados, y mucho menos callados, amoldándonos a lo que otros hacen, para caer bien, y no presentar el camino nuevo de Jesucristo, que nos llama a implicarnos cristianamente, a llevar nuestra lógica del amor a cada acontecimiento y a cada vivencia personal y comunitaria, a tener claro que, nuestras palabras de aliento y de confianza en Dios, deben provocar y favorecer nuevas oportunidades en hermanos con caminos cansados o fracasados.

En este tiempo digamos “SI” a Dios, a su paso por nuestra vida, no nos perdamos en acuerdos, alianzas o coaliciones ya fracasadas desde antes de comenzar, sino que metamos el toque fino de la ternura de Dios en todo lo que hagamos y digamos, alejándonos de lo políticamente correcto y de alianzas que solo buscas excusas para que algunos vivan apoltronados en sus sillones de cinismo, de maldad y de dictadura moral, porque estemos seguros que nada de esto viene de Dios.

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