¿NO LO NOTAS?
Siempre es sorprendente la Palabra de Dios, pero más, si cabe, en estos domingos de Cuaresma. Esté último, nos invita a descubrir la novedad de Dios, como Él hace nueva muchas cosas si queremos verlo y si aceptamos esa novedad que Él trae a nuestra vida. Pero…Oh, que raro, nosotros seguimos prefiriendo los antiguo, lo de antaño, lo de antes, lo que “siempre se ha hecho así”, porque lo nuevo nos hace ser diferentes y cambiar, nos hace abrirnos a nuevas expectativas, y lógicamente, tendríamos que hacer de la Cuaresma un camino de cambio de actitudes.
San Pablo es más rotundo al decirnos que todo es basura comparado con el conocimiento de Cristo Jesús, es decir, que si no nos hemos encontrado con Cristo, si no hemos hecho nada por conocerlo, sino que hemos preferido seguir igual y sin darle cabida en nuestra vida, lo que creemos tener o saber de él, es simplemente nada, basura, porque no hemos hecho nada por cambiar y por dejarle entrar en nuestra vida y que ocupe Él, el lugar que le corresponde en nosotros, para darnos aliento nuevo y frescura nueva para vivir desde la misericordia y el compromiso con el que sufre, el que padece y el que es diferente, para ser de Cristo y no solo que Cristo sea nuestro.
Por eso, Jesús, en el Evangelio, nos descubrirá la novedad de su Reino que, solo unos poco se atreven a seguir, porque no es políticamente correcto, porque no hace lo que hace todo el mundo, porque piensa diferente y de una manera libre. Ante el chisme que le traen: “Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en adulterio… La ley manda apedrear a las adulteras...” Jesús nos sorprende y nos aclara el camino: “El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra”. Siempre estamos muy prontos a juzgar a los demás, a coger piedras y a tirárselas a los otros. Siempre estamos atentos al chisme y al corre ve y dile, siempre somos los primeros en acusar a los demás porque son diferentes. Pero Jesús nos muestra que lo importante, lo mejor, lo que hace el creyente, es escuchar, estar atento al sufrimiento del otro, acompañar en el camino del dolor y de la injusticia, defender al pobre y al maltratado, curar al herido, y no lo contrario.
Esa es la novedad de Cristo a la que todos nosotros estamos invitados, ¿no lo notas? Lo de antes, es eso, lo de antes, y no podemos seguir viviendo de las rentas. Tenemos que abrirnos a la nueva vida del Espíritu, del Reino del Amor de Dios, que no condena, sino que salva. Esta última semana de Cuaresma nos sigue llevando al cambio de actitudes y a adentrarnos en la novedad de la ternura de Dios.
Siempre es sorprendente la Palabra de Dios, pero más, si cabe, en estos domingos de Cuaresma. Esté último, nos invita a descubrir la novedad de Dios, como Él hace nueva muchas cosas si queremos verlo y si aceptamos esa novedad que Él trae a nuestra vida. Pero…Oh, que raro, nosotros seguimos prefiriendo los antiguo, lo de antaño, lo de antes, lo que “siempre se ha hecho así”, porque lo nuevo nos hace ser diferentes y cambiar, nos hace abrirnos a nuevas expectativas, y lógicamente, tendríamos que hacer de la Cuaresma un camino de cambio de actitudes.
San Pablo es más rotundo al decirnos que todo es basura comparado con el conocimiento de Cristo Jesús, es decir, que si no nos hemos encontrado con Cristo, si no hemos hecho nada por conocerlo, sino que hemos preferido seguir igual y sin darle cabida en nuestra vida, lo que creemos tener o saber de él, es simplemente nada, basura, porque no hemos hecho nada por cambiar y por dejarle entrar en nuestra vida y que ocupe Él, el lugar que le corresponde en nosotros, para darnos aliento nuevo y frescura nueva para vivir desde la misericordia y el compromiso con el que sufre, el que padece y el que es diferente, para ser de Cristo y no solo que Cristo sea nuestro.
Por eso, Jesús, en el Evangelio, nos descubrirá la novedad de su Reino que, solo unos poco se atreven a seguir, porque no es políticamente correcto, porque no hace lo que hace todo el mundo, porque piensa diferente y de una manera libre. Ante el chisme que le traen: “Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en adulterio… La ley manda apedrear a las adulteras...” Jesús nos sorprende y nos aclara el camino: “El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra”. Siempre estamos muy prontos a juzgar a los demás, a coger piedras y a tirárselas a los otros. Siempre estamos atentos al chisme y al corre ve y dile, siempre somos los primeros en acusar a los demás porque son diferentes. Pero Jesús nos muestra que lo importante, lo mejor, lo que hace el creyente, es escuchar, estar atento al sufrimiento del otro, acompañar en el camino del dolor y de la injusticia, defender al pobre y al maltratado, curar al herido, y no lo contrario.
Esa es la novedad de Cristo a la que todos nosotros estamos invitados, ¿no lo notas? Lo de antes, es eso, lo de antes, y no podemos seguir viviendo de las rentas. Tenemos que abrirnos a la nueva vida del Espíritu, del Reino del Amor de Dios, que no condena, sino que salva. Esta última semana de Cuaresma nos sigue llevando al cambio de actitudes y a adentrarnos en la novedad de la ternura de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario