jueves, 31 de enero de 2019

Palabras del Párroco

Seguimos caminando y avanzado por ese año dedicado, preferentemente a estar llevando la Buena Noticia del Evangelio en la periferias existenciales y geográficas de nuestras parroquias, porque, aunque pesemos que ya hemos terminado nuestra Misión Diocesana, aun nos queda mucho por plantar y mucho fruto por dar. Tenemos que seguir dejándonos acompañar para fructificar aquí donde el Señor nos ha puesto. 

Este mes de febrero lo comenzamos de mano de La Madre, el día 2 de febrero con la Presentación del Señor y la Festividad Litúrgica de Ntra. Sra. de la Candelaria. También celebramos, especialmente a San Blas con la bendición del pan, y en ambas con nuestra tradición de presentar a los niños, agradeciendo a Dios la vida que no deja de darnos en los recién nacidos.

El día 1, celebramos en toda la Diócesis un acontecimiento importante, pues es el bicentenario de la creación de nuestra Diócesis Nivariense, el día en que se erige separada de la Diócesis de Canaria, de la cual formábamos parte hasta ese momento. En ese día nacimos como iglesia particular, y estas cuatro islas occidentales pasan a formar un solo rebaño con su Obispo propio dentro de la gran familia de la Iglesia Universal. 

Son acontecimientos importantes y que nos hacen reconocer y agradecer la presencia de la fe en Jesucristo, vivida por todo nuestro pueblo, por cada uno de nosotros. Una fe que nos une y nos identifica como testigos de Cristo vivo y como anunciadores de la Buena Noticia del amor de Dios entregado por todos nosotros. Es un anuncio que nos da vida y que nos hace dar vida en este mundo, siempre que nos comprometamos con cada persona y que no pasemos de largo ante los demás y ante sus necesidades. Es, por  tanto, un buen momento para no pararnos y seguir avanzado haciendo el bien.

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