jueves, 3 de enero de 2019

Palabras del Párroco

LOS REGALOS NO SE ESCONDEN

Todos seguimos contemplando con alegría y felicidad a los niños, y a los no tan niños, en la mañana de Reyes. Caras de sorpresa, de alegría y de simplicidad ante los regalos que los Reyes Magos han dejado en nuestros zapatos. Hoy hasta soportamos mejor el ruido de la calle y el griterío de los más pequeños, porque tienen la necesidad de mostrar a todo el mundo, lo que los Reyes les han dejado.

Recién comenzado el Año Nuevo, con la Fiesta de santa maría Madre de Dios, y celebrar la Jornada Mundial de Oración por la Paz, nos adentramos en este domingo en la fiesta de la Epifanía del Señor, de su manifestación a todos los pueblos de la tierra, representados en esos tres Magos de Oriente que, guiados por una estrella, recorren un largo camino para adorar y ofrecer sus regalos a los Niño-Dios; el oro, el incienso y la mirra, son signos del mismo Jesús que se nos da él, como regalo perpetuo y permanente para todos los habitantes del universo.

No es una fiesta bucólica o de corazón infantil, es una fiesta llena de grandes retos y de grandes aventuras para todos los creyentes, pues se nos continúa invitando a ser manifestadores del mejor regalo que hemos recibido, y ese no es otro que Jesucristo. Su vida, su testimonio, su camino de amor entregado y de Buena Noticia para todo el mundo, está impreso en nuestros corazones, y nuestra vida tiene que ser reflejo de él; tanto, que hasta nos cambia la vida. Así ocurrió con los manos que, después de contemplarle, se fueron a su tierra por otro camino, llenos de inmensa alegría, para no caer en las maquinaciones malvadas de Herodes.

Hoy se abren otros caminos delante de nosotros, se abren nuevas intenciones y nuevas opciones, que siempre son buenas y nos harán crecer y vivir el estilo de Jesucristo, que no es malo para nosotros, sino todo lo contrario, es lo mejor que nos ha pasado en la vida. No olvidemos que el malo es Herodes, el malvado, el que maquina siempre el mal contra los demás. No faltan los Herodes de nuestro tiempo que, destruyen la ilusión, la esperanza y las ganas de vivir siendo nosotros mismos; estos son los que tenemos que dejar a un lado, y no tener miedo ni vergüenza de enseñar el mejor regalo que tenemos, que es Jesucristo

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