En este mes de mayo que, tradicionalmente, dedicamos a la Virgen María, seguimos avanzando por el camino de la Pascua que terminaremos el domingo de Pentecostés. Y es precisamente el lunes siguiente, cuando el Papa Francisco, ha colocado una nueva memoria de la Virgen, la de María Madre de la Iglesia.
Un momento para recordar que María, es la mujer de la Pascua, la que nos recuerda siempre, las novedades que Dios tiene para cada uno de nosotros en cada instante de nuestra vida. Ella es la que nos enseña a fiarnos de Dios, a dar crédito a sus palabras y a no echarlas en saco roto.
Porque ella, supo estar siempre al lado de su hijo, acompañándolo y, seguro, que acogiendo sus confidencias, como cualquier madre. Ella estuvo al pie de la cruz, y fue la primera en esperar la mañana de la Pascua de resurrección.
Por eso debemos aprender de ella, de su estilo, de su saber estar sin imponerse, de su cercanía cada instante, de su siempre atento segundo lugar; pero sobre todo, de su incondicionalidad a la proyecto de Dios, a ese camino que Él le ofrecía, y que ella eligió seguir de una manera libre y confiada, porque intuía que Dios, no nos pude dar nada malo, sino lo mejor, que es el mismo, para ayudarnos a ser nosotros mismos.
María, Madre de la Iglesia, es la mejor manera de festeja a aquella mujer que no se dejó vencer por las situaciones, sino que se incorporó y fue venciendo cada duda, cada escollo, cada tropiezo, para hacer siempre lo que Dios le pedía. Ojalá que aprendamos, como Iglesia, de ella, para hacer solo lo que Dios nos pide a nosotros.
Felicidades a nuestras madres, reflejos actuales de María, Madre.
Por eso debemos aprender de ella, de su estilo, de su saber estar sin imponerse, de su cercanía cada instante, de su siempre atento segundo lugar; pero sobre todo, de su incondicionalidad a la proyecto de Dios, a ese camino que Él le ofrecía, y que ella eligió seguir de una manera libre y confiada, porque intuía que Dios, no nos pude dar nada malo, sino lo mejor, que es el mismo, para ayudarnos a ser nosotros mismos.
María, Madre de la Iglesia, es la mejor manera de festeja a aquella mujer que no se dejó vencer por las situaciones, sino que se incorporó y fue venciendo cada duda, cada escollo, cada tropiezo, para hacer siempre lo que Dios le pedía. Ojalá que aprendamos, como Iglesia, de ella, para hacer solo lo que Dios nos pide a nosotros.
Felicidades a nuestras madres, reflejos actuales de María, Madre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario