miércoles, 21 de febrero de 2018

Somos los teólogos de nuestra comunidad

¿Estamos conscientes de eso?
Por: Sebastian Campos | Fuente: Catholic.net

Quien es responsable o lidera el grupo o comunidad, tiene sobre sus hombros grandes responsabilidades espirituales, pues su forma de comprender “quien es Dios” y la manera en que se relaciona con él, es hereditaria a los integrantes de su grupo y lo más probable es que ellos aprendan e imiten eso. Esos jóvenes difícilmente conocerán a otro teólogo más que al cura que tienen en la parroquia y seguro con él no se relacionan tanto como contigo, por lo tanto tú eres lo más cercano que tienen a un teólogo.

A esto le llamamos frecuentemente carisma y cuando hablamos de esto nos referimos a aquellos rasgos que lo caracterizan, esas cosas que lo vuelven particular, que le dan esa connotación de líder influyente y que pastoreando, lleva a las ovejas que le han sido confiadas, a pastos más verdes. Es por eso que dependiendo de quién está a la cabeza el grupo, podemos ver comunidades y pastorales juveniles que se inclinan más hacia el servicio de los necesitados; otros que son más espirituales y sacramentales; otros que son parroquiales y casi mano de obra del párroco para todas las necesidades pastorales de su parroquia; otros son estudiosos, teológicos, doctrinales y ponen gran énfasis en su formación. Creo que ya entendieron la idea.

Esta realidad no es un defecto, al contrario, es el tesoro que encierra nuestra Iglesia, la que llena de carismas y formas nuevas y frescas de vivir la fe, sigue siendo una sola, sigue estando en comunión y viviendo la fraternidad. No obstante hay algunos riesgos que podemos prevenir al tener conciencia de la gran influencia teológica que tienen los líderes.

Si el líder es un moralista y siente que Dios juzga duramente y que todo es pecado, seguro sus jóvenes repletarán las bancas cuando se organicen liturgias penitenciales y el pecado será el centro de su vida espiritual. Si por otra parte el líder fija la atención en el servicio, el apostolado y las actividades y hace que esa sea la forma principal para relacionarse con Dios, hará que aquellos que por cualquier razón (familia, estudios, trabajo, etc.) no puedan participar de esas cosas, se sientan culpables, como si fallaran.

Al mismo tiempo, si el líder tiene una relación superficial con Dios, poca oración personal y poco cuidado espiritual de si mismo, es probable que los jóvenes y adolescentes que lo siguen, estén mas preocupados del granito de mostaza y del próximo paseo del grupo que de la última encíclica del Papa o intentar vivir en Santidad

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