viernes, 10 de diciembre de 2021

Tercer Domingo de Adviento

Celebramos este fin de semana el Tercer Domingo de Adviento, domingo de la  Alegría y esperanza

Encendemos una vela de color rosa hoy en el Tercer Domingo de Adviento, un domingo tradicionalmente conocido como domingo de GaudeteGaudete es la palabra latina para "alegrarse". Y es la primera palabra de la antífona de entrada para la misa de hoy, que contiene palabras de la carta de San Pablo a los filipenses, capítulo 4 (v. 4): "Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres". Estas palabras resaltan nuestra gozosa expectativa del nacimiento y la segunda venida del Señor. También se permiten vestimentas de color rosa para la misa en este día.

La alegría y la esperanza son virtudes hermanas. La esperanza genera alegría. El salmista acertó cuando dijo en el Salmo 13:5-6:

“Que yo en tu amor confío; en tu salvación mi corazón exulte. ¡A Yahveh cantaré por el bien que me ha hecho Salmodiaré al nombre de Yahveh, el Altísimo!”

"Que yo en tu amor confío . . . en tu salvación mi corazón exulte". Es hora de emplear todos nuestros recursos y alegrarnos un poco hoy. "Estad siempre alegres en el Señor", dice San Pablo; "os lo repito, estad alegres".

Seleccioné otro verso de San Pablo, conectando esperanza y alegría para el lema de mi escudo de armas episcopal. Es de Romanos 12:12. En este San Pablo les dice a los romanos: "Con la alegría de la esperanza; constantes en la tribulación, perseverantes en la oración".

"Regocijarme en la esperanza" se ha convertido en mi lema, y compartir ese mensaje ha sido parte de mi tiempo como obispo. Ahora tengo cuarenta años como sacerdote y once años como obispo. He visto suceder muchas cosas en la Iglesia y en el mundo en los últimos años. Mi papel como sacerdote y obispo ha sido predicar esperanza a mi pueblo: razones para la esperanza y, en consecuencia, razones para la alegría.

La esperanza y la alegría provienen de la expectativa de cosas buenas ahora y de las cosas buenas por venir. Y esas cosas buenas provienen de las buenas noticias que predicamos. Con San Pablo, he visto todo lo bueno centrado en Dios. Toda nuestra esperanza está en Él. Cuando ponemos en valores pasajeros nuestra esperanza, ésta disminuye rápidamente. Se extingue. Cuando Dios entra en escena, hay esperanza; hay alegría Él es nuestro motivo de esperanza. Él es nuestro motivo de alegría. Gaudete! ¡Alegrarse! ¡El Señor está cerca! ¡El Señor está aquí!

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