En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro.¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor aumenta mi fe.
Evangelio (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 17, 14-20
En aquel tiempo, al llegar Jesús a donde estaba la multitud, se le acercó un hombre, que se puso de rodillas y le dijo: «Señor, ten compasión de mi hijo. Le dan ataques terribles. Unas veces se cae en la lumbre y otras muchas, en el agua. Se lo traje a tus discípulos, pero no han podido curarlo».
Entonces Jesús exclamó: «¿Hasta cuándo estaré con esta gente incrédula y perversa? ¿Hasta cuándo tendré que aguantarla? Tráiganme aquí al muchacho». Jesús ordenó al demonio que saliera del muchacho, y desde ese momento éste quedó sano.
Después al quedarse solos con Jesús, los discípulos le preguntaron: «¿Por qué nosotros no pudimos echar fuera a ese demonio?». Les respondió Jesús: «Porque les falta fe. Pues yo les aseguro que si ustedes tuvieran fe al menos del tamaño de una semilla de mostaza, podrían decirle a ese monte: ‘Trasládate de aquí para allá’, y el monte se trasladaría. Entonces nada sería imposible para ustedes».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
En el Evangelio podemos ver que Jesús nos propone reflexionar cómo es nuestra fe, cómo nos situamos delante de las adversidades que se nos plantean en el día a día, hoy nos ponemos en las manos misericordiosas de nuestro Padre celestial para entregar todo, dejar todo en sus manos y ser como niños que son conducidos por sus padres para no perderse; así tenemos que ser nosotros tomar la mano del Señor y dejarnos que nos lleve.
Señor te compasión de mi hijo dice le hombre en el Evangelio, él se arrodilla reconoce la realeza de Jesús, implora delante del Rey de reyes, sabe que la misericordia brota del corazón amoroso del Cristo salvador, pero nosotros… ¿Cómo nos acércanos a Cristo? ¿Sabemos arrodillarnos ante el Rey y soberano de nuestras vidas?
Hoy busquemos examinarnos en la oración delante del Señor y pedirle que nos aumente la fe, porque somos débiles, y necesitamos de su ayuda porque solos no podemos nada.
«El Espíritu infunde audacia en el corazón de los creyentes; da a nuestra vida y a nuestro testimonio cristiano la fuerza del convencimiento y de la persuasión; nos anima a vencer la incredulidad hacia Dios y la indiferencia hacia los hermanos. La Virgen María nos haga cada vez más conscientes de nuestra necesidad del Señor y de su Espíritu; nos obtenga una fe fuerte, plena de amor, y un amor que sabe hacerse súplica, súplica valiente a Dios».
(Ángelus de S.S. Francisco, 20 de agosto de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
En algún momento del día, rezare con mucha fe, una oración pidiendo por el aumento de las vocaciones misioneras.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
?¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
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