viernes, 12 de julio de 2019

Palabras del Párroco

UNA PALABRA DE VIDA Y DE ESPERANZA

La Palabra de Dios la leemos y la escuchamos cada día todos los cristianos y, también, muchos no creyentes, porque es una palabra diferente, que suena diferente a las demás, porque es una palabra siempre actual y siempre viva.

Pero no podemos reducirla a un libro, porque Dios no se ha cansado ni se cansa de hablar cada día, aunque si es cierto que su palabra revelada e inspirada por el Espíritu Santo, la encontramos en la Biblia. Así de cercana y así de presente en la vida y en el camino de cada hombre y mujer de este mundo y de todos los tiempos. Nunca ha perdido su interés, su actualidad y su profundidad.

Hoy las lecturas nos hablan de la fuerza de la Palabra, de la vida que desprende y que regala, y, sobre todo, de cómo se hace práctica en el mandamiento principal del amor al prójimo, que no es el que me cae bien, sino sobre todo, el hermano que tengo al lado y que más me necesita, del que no puedo pasar de largo bajo ninguna excusa y menos, bajo ningún falso pretexto, pues mi implicación es necesaria y yo diría que hasta obligatoria, si quiero ser un creyente y un cristiano de verdad.

La parábola del Buen Samaritano que escuchamos este domingo nos mete de lleno en las consecuencias prácticas de seguir al Señor y de vivir de una manera, radical, cotidiana y verdadera el mandamiento del amor, que es el que nos identifica como cristianos, y que es por eso, el más importante, por el que deben conocernos. Es una pena, sin embargo, que seamos conocidos más bien porque no hacemos nada y porque nos solemos quejar de todo, esperando que los demás hagan las cosas, o haciéndolas para que nos alaben, nos echen flores o nos digan los buenos que somos.

Nada de esto es cristiano, pues todo es un signo de ponernos nosotros por delante y no como testigos y servidores de la Palabra. Y siempre, lo impórtate en seguir a Cristo y dejarle a él el primer puesto y el primer lugar, porque solo él es el importante, el que mueve y da sentido a nuestra vida cristiana, solo a él tenemos que ser fieles y solo su mensaje tenemos que vivir y regalar.

Aprendamos esta semana del ejemplo y de la prontitud en la disponibilidad de la Virgen María, a la que honramos y veneramos como la Madre del Carmen, de la que no podemos olvidad que es una mujer humana como nosotros, y cuya grandeza, y por lo que es importante para nosotros como Madre nuestra, es porque escuchó la Palabra, fue fiel a ella y la hizo vida.

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