En la celebración de la Eucaristía, es toda la Asamblea la que celebra, pues todos somos parte del pueblo sacerdotal, por el bautismo que hemos recibido.
Por eso, nos unimos a las oraciones, a los ritos y las acciones que hace el que preside la Asamblea, que es el sacerdote.
Y lo hacemos con nuestras respuestas, con nuestros gestos, con nuestras maneras de estar. Lo que quiere decir, que no somos espectadores de un espectáculo o meros asistentes a un acto social.
Celebramos con toda la Iglesia, y en nosotros celebra todos la Iglesia, y de ahí, que cada uno tenga que hacer la función que le corresponde, porque esa, sólo puede realizarla él, porque es su función.
Y sacerdote no puede ser el monitor, por que no su función, ni el cantor puede proclamar el Evangelio, porque no es su función.
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