Palabras del Párroco:
DIFERENTES HASTA EN LA ALEGRÍA.
La diferencia es un aspecto interesante en la vida, pues hace que nos veamos como seres únicos e irrepetibles. Y esa esa unicidad, la que nos enrique y la que nos hace capaces de aportar y dar lo mejor de nosotros mismos. La diferencia nos identifica tal y como somos y nos hace hasta atrayentes para los demás.
Los clones ya están pasados de moda, aunque vuelvan a aparecer, como estamos viendo en estos últimos tiempos, pensamientos pseudopolíticos o psudoideologías que nos quieran hacer ver que, lo que vale, es que todos seamos iguales a un modelo de pensamiento que otros tutelan y que otros engrandecen, cuando lo que persigues con eso, es simplemente, que no pensemos para así ser más manejables a sus intereses.
Lo que este domingo nos plantea la Palabra de Dios, es que seamos diferentes por nuestra alegría, si, por nuestra alegría, la que nos da la Buena Noticia del Evangelio que nos predicó Jesús y que nos invita, simplemente a amar a los demás con un amor total y a ser corresponsables con la suerte y el camino de los demás. La ternita del Niño-Dios naciendo en Belén, solo es entendible desde las categorías de la alegría, del gozo interior que se hace exterior en nuestra Navidad.
Por eso la alegría es un distintivo cristiano, pues estamos llenos del amor de Dios, que nos empuja ha hacer vida cada día, en este mundo su mensaje y su camino nuevo, de confianza en Dios y en ser humano, de trabajar por la justicia y estar ala lado de los más necesitados, de los pobres, los enfermos, los ancianos.
Un cristiano que no está alegría no es cristiano, porque no confía en Dios, se ha enroscado en sus problemas y dificultades y no se deja iluminar ni ayudar por ese Dios que se hace Niño para salvarnos y darnos una esperanza nueva, mostrándonos nuevas ilusiones y nuevos caminos a seguir, porque siempre hay nuevas posibilidades, siempre. Donde se cierra una puerta se abre una ventana, o una simple rendija por la que pasa la luz brillante de la nueva aventura.
No seamos creyentes manipulables ni manipuladores, sino cristianos alegres dadores de vida nueva a este mundo.
La diferencia es un aspecto interesante en la vida, pues hace que nos veamos como seres únicos e irrepetibles. Y esa esa unicidad, la que nos enrique y la que nos hace capaces de aportar y dar lo mejor de nosotros mismos. La diferencia nos identifica tal y como somos y nos hace hasta atrayentes para los demás.
Los clones ya están pasados de moda, aunque vuelvan a aparecer, como estamos viendo en estos últimos tiempos, pensamientos pseudopolíticos o psudoideologías que nos quieran hacer ver que, lo que vale, es que todos seamos iguales a un modelo de pensamiento que otros tutelan y que otros engrandecen, cuando lo que persigues con eso, es simplemente, que no pensemos para así ser más manejables a sus intereses.
Lo que este domingo nos plantea la Palabra de Dios, es que seamos diferentes por nuestra alegría, si, por nuestra alegría, la que nos da la Buena Noticia del Evangelio que nos predicó Jesús y que nos invita, simplemente a amar a los demás con un amor total y a ser corresponsables con la suerte y el camino de los demás. La ternita del Niño-Dios naciendo en Belén, solo es entendible desde las categorías de la alegría, del gozo interior que se hace exterior en nuestra Navidad.
Por eso la alegría es un distintivo cristiano, pues estamos llenos del amor de Dios, que nos empuja ha hacer vida cada día, en este mundo su mensaje y su camino nuevo, de confianza en Dios y en ser humano, de trabajar por la justicia y estar ala lado de los más necesitados, de los pobres, los enfermos, los ancianos.
Un cristiano que no está alegría no es cristiano, porque no confía en Dios, se ha enroscado en sus problemas y dificultades y no se deja iluminar ni ayudar por ese Dios que se hace Niño para salvarnos y darnos una esperanza nueva, mostrándonos nuevas ilusiones y nuevos caminos a seguir, porque siempre hay nuevas posibilidades, siempre. Donde se cierra una puerta se abre una ventana, o una simple rendija por la que pasa la luz brillante de la nueva aventura.
No seamos creyentes manipulables ni manipuladores, sino cristianos alegres dadores de vida nueva a este mundo.
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