No es un camino difícil el que nos plantea la Palabra de Dios, y mucho menos después de la fiesta de Todos los Santos que hemos celebrado esta semana, y de la conmemoración de todos los Fieles Difuntos, pues, al fin y al cabo, son prójimos a los que hemos amado.
Pero no podemos perder de vista que no solo se refiere la Palabra a los prójimos que tenemos cerca, en nuestra familia o en nuestro circulo de amistades más cercano, sino que también, se refiere al prójimo que camino a nuestro lado y que posiblemente no conocemos bien o que nos puede causar algún problema de cuando en cuando.
En este mes celebraremos la fiesta del Mártires Españoles del siglo XX, hombre y mujeres, prójimos, de los que fueron sus mismos verdugos y asesinos, por no pensar lo mismo que ellos o porque su delito era la religión, ser personas creyentes y cristianas. Prójimos que se dedican a matar a otros prójimos por causas de ideas y de ideologías y por no reconocer el camino del amor como el válido, y venderlo al precio del odio que parece ser, era lo que estaba de moda.
No estamos tan lejos de repetir esos sentimientos, o de sentirnos atacados por el que está al lado, por el que piensa diferente a nosotros y al que, sibilina o cínicamente, pretendemos hacer callar o desprestigiar aireando sus trapos sucios, que, en verdad, a nadie le interesa.
El camino es amar, y no solo a Dios, que es fácil, sino amar al prójimo, sea cual sea y sea como sea, que es más complicado, porque queremos poner por delante, derechos propios, ideas preconcebidas e ideologías adquiridas como necesarias y siempre ciertas. Pero no podemos olvidad que, el prójimo también tiene las suyas y, sino usamos el respeto del amor, no podremos encontrarnos, sino que más bien, habrá encontronazos.
No lo olvidemos: nuestro camino es sólo el del amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario