miércoles, 2 de mayo de 2018

Palabras del Párroco

Una vez más El Señor se compara, pero esta vez lo hace con una vid, pero no cualquiera, sino la vid verdadera, la que da vida y da fruto abundante, y nos dice que somos nosotros sus sarmientos, y que tenemos que permanecer unidos a él para no secarnos y para dar fruto abundante.

Pero a nosotros no nos suele gustar estar unidos a nadie y menos depender de alguien. Y de la vid lo que preferimos es el vino, pues nos hacemos hasta expertos en él y no reusamos una copita o un vasito.

El Señor pide que seamos nosotros ese vino que de sabor de alegría y de optimismo a este mundo, y que llagamos desde el encuentro y desde la unidad con él, porque, como cristianos, sin él no podemos hacer nada; y corremos el riesgo de convertirnos en una ONG de buenas intenciones, pero de pocas o nulas acciones.

El que permanece unido a Cristo, la Vid Verdadera, sabe que nada le puede faltar y que su vida dará fruto, porque no tiene miedo a los fracasos o tropiezos, sino que, más bien, busca siempre la esperanza y las nuevas oportunidades.

Unidos a Cristo para se sus testigos, los que llevamos su amor y su ternura para emborrachar este mundo de cariño, de caminos nuevos y de amores nuevos.




Apuntes de Liturgia.



Sabías qué…



Nos arrodillamos en la consagración del pan y del vino, porque es cuando, por la invocación del Espíritu Santo, se convierten en el Cuerpo y en la sangre del Señor. Es la prenda del memorial del Señor, lo mismo que él hizo en la Última Cena y que actualizamos en casa Eucaristía, haciéndose él presenta en cada na de ellas. Nos arrodillamos porque es lo más grande que tenemos y porque es Cristo mismo el que está allí, sobre el altar. Y ante esa presencia divina ¿quién puede permanecer de pie?, pues solo el impedido que puede arrodillarse, pero q si se inclina, o el que no quiere arrodillarse porque no sabe que está ocurriendo o el que se cree más grande que Cristo, que … “de todo hay en la viña del Señor”.

Terminada la consagración, no podemos de pie y aclamaos la presencia real de Cristo entre nosotros. Porque el pueblo, los fieles que asistimos a la Eucaristía, siempre aclamamos puesto en pie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario