LO AUTÉNTICO VENDE, Y EN LO TRANSPARENTE SE VE CLARO.
Son unas de las características más apreciadas y más escasas en la sociedad en la que vivimos. Nos gusta la gente que es auténtica, que piensa por si mismo y que se muestra tal y como es, y a la vez, nos gusta también, la gente que es transparente, que no tiene dobleces y que no busca aparentar.
Pero también, nos damos cuenta, de que este tipo de personas, no son de las que más abundan, quizás porque saben que se mueven contra corriente y que para muchos son un verdadero estorbo, porque denuncian, con su sola actitud, las falsedades y componendas en la vida de los demás.
Este domingo de Cuaresma, va precisamente de trasparentes claridades y de auténticas palabras, que nos muestras en verdadero rostro de Cristo, y lo que él nos viene a transmitir.
El relato de la Transfiguración es también clásico en este tiempo de conversión, es como una luz de esperanza y de ánimo en el desierto que recorremos, pues, por un lado, se nos anuncia como será nuestro verdadero rostro, y vida, cuando busquemos los caminos de ser lo que somos, y no del agradar o caer bien, el camino de la autenticidad. Y por otro, se nos recuerda, que no somos unos más del montón, sino que, cada uno, tal y como somos, tal y como vivimos, somos los hijos predilectos de aquél que nos creó y nos dio el aliento de la vida, para que seamos testigos de la vida nueva en este mundo.
Un reto para poner lo mejor de nosotros mismos, al servicio del cabio de nuestro mundo y de mi mundo.
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