Por: María Luisa Martínez Robles | Fuente: Catholic.Net
Javier tenía una caja de zapatos con agujeros. Había metido varios gusanos de seda que alimentaba con hojas de morera. Su madre le había dicho que se tenía que ocupar de ellos, no podía dejarles morir o pasar hambre.
Su amigo Daniel consiguió adoptar un perro y para ello tuvo que salir todos los días media hora por la mañana y media hora por la tarde, con una correa de perro en la mano para demostrar que era capaz de ser constante y responsable. Si no hacia eso, no podía tener un ser vivo a su cuidado. Lo hizo y consiguió tener su perro.
Javier no aspiraba a tanto, se conformaba con tener en la terraza de casa sus gusanos de seda.
Por la noche cuando Javier descansaba Sano y Gus, dos pequeños gusanillos hablaban de sus preocupaciones.
Gus decía que podían convertirse en mariposas y fabricar hilos de seda con los que se hacían maravillosas y brillantes telas. Sano no se lo creía, siempre tenía miedo y poca seguridad en sus fuerzas. No creía posible que un feo, pequeño y simple gusano fuese capaz de convertirse en un insecto tan bello y capaz de fabricar seda.
Para ello es necesario aprender y seguir unas normas. Sano no quería normas, no le apetecía comer morera, quería salir de paseo por el césped todos los días. Gus le advertía que era peligroso, había muchas golondrinas que estaban deseando darse un festín con gusanillos intrépidos.
Por el contrario Gus hacia todo lo que podía por convertirse en una mariposa capaz de fabricar seda.
Vio a Sano un día sin fuerzas a su lado, se compadeció de él y le acompañó hasta un arbusto. Era su decisión y él como buen amigo le ayudó.
Gus volvió a su caja, empezó a cambiar de color, de forma y un día Javier vio en su caja una preciosa mariposa con alas y un capullo de seda a su lado.
No había sido fácil, pero valió la pena ver cumplidos sus sueños. La confianza en las normas que había seguido tenían este resultado. Hay que arriesgar para conseguir lo que queremos. Nadie consigue nada sin hacer nada.
Aprendemos a ser mejores.
A veces no entendemos el motivo que nos mueve a hacer algunas cosas, pero tenemos que seguir unas normas para conseguirlo.
Si somos responsables y nos ocupamos de algo, no nos podemos cansar de hacerlo.Si rezamos, Dios nos escucha siempre, pero debemos esforzarnos para conseguir nuestro objetivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario