Por fin llegó.
Ya estamos en los días más maravillosos y entrañables del año. La Navidad es para cada ser humano de este planeta algo importante, y sea o no creyente, en lo profundo de nuestro corazón, hay como un rescoldo que se aviva en estos días y que nos lleva a ser más alegres, más solidarios, más buena gente y hasta más simpáticos…
Lógicamente, para los creyentes, son fechas más importantes porque celebramos el gran misterio de nuestra fe: Dios, que viene a ser el Dios-con-nosotros; el cumplimiento de las promesas se hace realidad y celebramos el nacimiento de nuestro Redentor, de aquél que nos trae toda la ternura y todo el amor de Dios, a este mundo, siempre tan necesitado de todo esto y, sobre todo, de creyentes convencidos que lo vivamos de una manera radical porque no es tiempo de medias tintas ni de complejos, sino que, más bien, es tiempo de vivir la novedad del Nacimiento de Cristo.
Pero como escuchamos este domingo, todo surge de la decisión políticamente incorrecta de una joven en la perdida aldea de Nazaret, y de la osadía de Dios, de pedirle que fuera la madre de su Hijo, a lo que ella, sin ningún tipo de vergüenza, dijo que sí, y de esta manera, tan poco glamurosa, Dios irrumpe en la historia humana, para enseñarnos que los caminos del crecimiento y de la buena vida, son los de la radicalidad, los del amor entregado y los de la vida vivida sin ningún tipo de cinismo ni acomplejamiento por lo que otros puedan decir o pensar.
María, la Virgen, es una imagen, peligrosa para cada creyente, porque su aceptación del plan de Dios en su vida, pone en cuestión nuestros calculados caminos y respuestas, y sobre todo, nuestra manía de aparentar lo que no somos de verdad, a la vez que criticamos en los demás lo que sabemos que debemos ser, y que ellos ya han logrado por su perseverancia y su entrega.
Lo dicho: Una semana de amor desbordante y casi insultante, porque no es mediocre e interesado se abre delante de nosotros. Aprovecha esta indirecta del Emmanuel. Porque la Navidad es lo que es: El Nacimiento de Cristo, en la forma de un niño pobre y pequeño al que parece le tenemos miedo, y que ocultamos bajo falsas reflexiones de multiculturalidad y cinismo recalcitrante, por no dejarle entrar de verdad en nuestro corazón. FELIZ NAVIDAD.
Apuntes de Liturgia:
Sabías qué:
El hecho de realizar pesebres y belenes en nuestras casa y parroquias, es una costumbre que viene desde la Edad Media. Fue San Francisco de Asís el que realizó el primer pesebre, intentando recrear como sería el lugar del Nacimiento de Cristo en Belén siguiendo los relatos evangélicos. Es una costumbre muy nuestra y que no debemos perder, por eso deben ocupar, en estos días, un lugar central en nuestra casa y en nuestras Iglesias, aunque no son el centro de las celebraciones, pues el centro es solo el que colocamos en el Portal, Cristo nace entre nosotros para mostrarnos toda la ternura y el amor de Dios. Es lo típicamente cristiano.
Así mismo, adoptamos la tradición nórdica y centro europea de colocar abetos engalanados como signos de alegría y de esperanza en el invierno. Sus luces y sus adornos nos recuerdan que la luz volverá y, que es fruto de la perseverancia y la paz. Por eso los colocamos también en estas fechas en nuestros hogares e Iglesias.
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