viernes, 13 de octubre de 2017

Palabras del Párroco

<<ACOMPAÑAR PARA FRUCTIFICAR: LA HORA DE LA PARROQUIA>>

Nos cuesta cambiar, nos da miedo emprender caminos nuevos, nos asusta hacer cosas diferentes, y por eso, lo de “esto siempre se ha hecho así”, está siempre en nuestros labios y hasta en nuestro corazón.
El papa Francisco, no se cansa de repetirnos que, decir esto, es casi un pecado mortal, porque estamos negando la acción del Espíritu Santo en la Iglesia y en cada uno de nosotros, puesto que éste, El Espíritu Santo, es el soplo refrescante de Dios, el aliento de nuevo de vida, el que viene a renovarlo todo y a rejuvenecerlo todo.
De ahí que, nosotros, los creyentes, debamos estar siempre abiertos a su acción en nosotros.
Estamos adentrándonos en los comienzos de nuestra Misión Diocesana, que nos debe llevar al anuncio explícito de Jesucristo, vivo y resucitado, a implantar el Reino del Amor de Dios en nuestro mundo, en nuestras acciones y en nuestras parroquias. Debemos rejuvenecerlo todo, pero desde el encuentro personal con Cristo.
En este mes de octubre estamos llamados a comenzar nuestro camino, de la mano de María, a la que honramos como El Pilar de nuestra fe; pero, sobre todo, siguiendo el ejemplo de Cristo, El Señor de la Misericordia, que nos sale al encuentro para que, como él, seamos ejemplo de entrega y de llevar a plenitud en nosotros, los planes de Dios; para que, estando abiertos a la voz del Espíritu, nos dejemos conducir por él y demos así un sentido nuevo a nuestra vida y a nuestro quehacer de cristianos y creyentes.

No tengamos miedo, no nos quedemos en el inmovilismo y en la indiferencia. Confiemos en Dios y pongámonos en camino.

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