La misiva ha sido entregada personalmente por el nuncio apostólico de Egipto, Mons. Bruno Musaró, pocos días después de los atentados del Domingo de Ramos, en Alejandría y Tanta.
“Como servidores de la esperanza, los cristianos -escribe el Papa- están llamados a proclamar juntos al Resucitado a través del alegre testimonio de su vida y a través del amor generoso hacia el prójimo. Sabemos que el mundo de hoy tiene una necesidad urgente de la proclamación de esta esperanza, la única que no desilusiona”.
“Con la victoria de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte –se lee en la carta del Santo Padre– cada hombre y cada mujer es capaz de mirar a su vida con ojos y corazón nuevos, también en circunstancias marcadas por la tristeza y la dificultad. Las tinieblas, el fracaso, el pecado, pueden ser superadas y volverse un punto de partida de un nuevo camino”.
El Santo Padre además expresa su deseo de que la Pascua, que este año los cristianos han celebrado el mismo día, pueda “inspirar en nuestras Iglesias un deseo siempre creciente de una solidaridad más profunda al proclamar el Evangelio y servir a quienes están en dificultad”.
Por su parte Tawadros II, ha declarado a la agencia italiana SIR, que la visita a Egipto del Papa “es importante para transmitir un mensaje a todo el mundo: Egipto es aún un oasis de seguridad y de paz”. Francisco, indica el patriarca, “es un verdadero testimonio de la paz y de la verdad. Donde va, lleva la voz de todas las personas más frágiles y sufridas del mundo”.
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