El papa Francisco en la
homilía de la misa celebrada hoy en la casa de Santa Marta, la primera con los
grupos tras la pausa del verano, afirmó que "los que en una comunidad
hacen chismes sobre los hermanos, sobre los miembros de la comunidad, quieren
matar".
"Donde está Dios no hay odio, envidia
y celos, y no existen los chismes que matan a los
hermanos", afirmó Jorge Bergoglio en la homilía publicada por
la radio Vaticana, en la cual habló del encuentro de Jesús con los habitantes
de Nazaret, como relata el Evangelio según San Lucas.
Los habitantes de Nazaret admiran a Jesús,
observó el Pontífice, pero esperan de él algo extraordinario, "querían un milagro, querían un espectáculo" para creer
en él.
Así, Jesús dice que no tienen fe y
"ellos se enojaron, tanto. Se levantaron y empujaban a Jesús hacia el
monte, para tirarlo abajo, para matarlo".
"Pero miren cómo cambió la cosa:
comenzaron con belleza, con admiración, y terminaban con un crimen, queriendo
matar a Jesús. Esto por celos, envidia, todas estas cosas",
dijo.
"Querían matar a Jesús", dijo el
Papa, y agregó: "Pero los que en una comunidad hacen chismes sobre los hermanos, sobre los miembros de la
comunidad, quieren matar: lo mismo que esto!".
El Apóstol Juan, en la primera carta,
dice: "El que odia en su corazón a su hermano, es un homicida. Nosotros
estamos acostumbrados a los chismes. Pero cuántas veces nuestras comunidades, también nuestra familia, son un
infierno donde se produce esta criminalidad de matar el hermano y la hermana
con la lengua".
"Una comunidad, una familia
-prosiguió el Papa- es destruida por esta envidia, que
siembra el diablo en el corazón y hace que uno hable mal del
otro y así se destruya".
"En estos días estamos hablando tanto
de la paz", subrayó, y "vemos las víctimas de las armas, pero es
necesario pensar también en nuestras armas cotidianas, la
lengua, los chismorreos".
Cada comunidad, concluyó el Pontífice,
debe vivir, en cambio, con el Señor y ser "como el cielo".
"Para que haya paz
en una comunidad, en una familia, en un país, en el mundo, tenemos que comenzar
así, estar con el Señor. Y donde está el Señor no existe
la envidia, no hay criminalidad ni odio ni celos. Esta la hermandad.
Pedimos esto al Señor: nunca matar al prójimo con nuestra lengua",
sostuvo.
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