Semana Santa de Garachico

HISTORIA, ARTE Y TRADICIÓN
La Villa y Puerto de Garachico, situada al Norte de la isla de Tenerife, poseedora en el pasado del más importante puerto de la isla y con un esplendor que nos habla de un rico comercio, residencia de hacendados comerciantes y banqueros – como lo fuera D. Cristóbal de Ponte, su fundador – y de afamados artistas que hicieron de Garachico una villa floreciente en la que llegaron a existir cinco conventos (AgustinosDominicos,FranciscanosClarisas y Concepcionistas) y donde las celebraciones religiosas, como la Semana Santa, mantuvieron y aún conservan un sello de seriedad y prestigio.
Órdenes religiosas, vecinos y la presencia de milicias dieron a la Semana Santa Garachiquense un matiz diferente, tanto en la liturgia del templo como en la ceremonia en la calle.
La Semana Santa Garachiquense, cuatro veces centenaria, guarda en su imaginería el sello inconfundible de la Escuela Sevillana y valiosas muestras de arte isleño nacidas de la gubia de hombres como Alonso de la Raya o Blas García Ravelo, discípulos del gran imaginero Martín de Andújar y Cantos. Aún hoy podemos ver desfilar por las calles con olor a incienso y sabor a salitre del Atlántico las imágenes de Cristo y su Madre y las impresionantes esculturas de los Santos Varones, ampliamente elogiadas por el Marqués de Lozoya, quién las ha calificado de piezas importantísimas en la escultura religiosa de las islas.
Desde el siglo XVII, sigue conservando Garachico una procesión singular y sorprendente. En el atardecer del Domingo de Ramos, es trasladada la imagen del Cristo de la Misericordia (de origen y fabricado en pasta de maíz por los indios Tarascos), desde la Parroquia hasta el oratorio partículas de la Familia Ponte. La imagen no lleva adornos. Va envuelta en un tafetán negro, sobre los hombros de cuatro sacerdotes. No tiene acompañamiento musical y se lleva a toda prisa como si en el traslado hubiera algo que ocultar. Siempre se hizo así y la costumbre ha prevalecido. Regresa a Parroquia el Viernes Santo, pero ya en su urna de plata, convertido en yacente. La imagen pasa a tomar parte de la llamada Procesión Magna, integrada por 22 pasos.
            Otra de las ceremonias singulares con las que cuenta la Semana Santa de la Villa y Puerto de Garachico es la del Entierro de Cristo. En un sepulcro montado al efecto tiene lugar el emotivo acto, seguido por los fieles en un sobrecogedor silencio, que tiene se mayor relieve en el momento en el que la pesada losa car, cortando de golpe la marcha fúnebre que se escucha y que lleva por título “Recuerdo a los Muertos”.
            A lo largo del tiempo se ha enriquecido con una serie de imágenes que, si bien se diferencias de las que nos fueron legadas por nuestros antepasados, tiene gran valor escultórico, como es la imagen Nuestra Señora de la Amargura, realizada por el escultor tinerfeño Ezequiel de León y que paso a formas parte de los desfiles procesionales a partir de 1974.
            Estamos seguros de que, aunque transcurrieron los tiempos llenos de zozobra, en años venideros volveremos a desfilar por las calles de la vieja Villa las imágenes de Cristo y se Madre. Todo ellos forma y conforma la Semana Santa de la Villa y Puerto de Garachico.
EN TORNO A ALGUNAS PROCESIONES
            Como denota el título de esta breve contribución al recuerdo histórico de esta conmemoración cuaresmal, sólo se pretende aportar algunas noticias que completen los conocimientos que se poseen sobre tal celebración. En concreto, los protocolos notariales proyectan luz sobre detalles concernientes al martes, viernes y domingo de esa Semana.
El Martes Santo
Jesús Preso y San Pedro | Obra de Origen Americano
                El clero regular, apoyado o estimulado por las fundaciones nacidas en el interior de los monasterios, también alcanzó protagonismo organizados en la antigua Semana Santa Garachiquense. En unos casos se trataba de ceremonias, incluidas las procesionales, que tenían como escenario los claustros, pero en otras se traspasaban los muros conventuales y se ocupaban las calles. Es el caso de la procesión de penitencia que estaba instituida <<ad perpetuam rei memoriam>> por la hermandad de la Orden Tercera, sita en el monasteiro franciscano de Los Ángeles. Una vez alcanzada la oportuna licencia episcopal, para que la celebración tuviera adecuada inserción en la Semana Santa, el último día del año 1655 se firma el acuerdo al que llegan la citada hermandad y los beneficiarios de la parroquia de Santa Ana. Contemplaba la concordia entre ambas partes que la procesión, intitulada “El despedimento de Ntro. Sr. Jesucristo de su Madre Santísima y de sus apóstoles”, discurriese el Martes Santo por la mañana. Por el acompañamiento del clero secular que debía –como otras procesiones de esa, Semana- cura con capa, sacristán y cruz parroquial, la Orden Tercera debía satisfacer a los beneficiarios 30 reales, emolumento nada despreciable si tenemos en cuenta que el salario de un obrero estaba en torno a unos 2 reales.
El Viérnes Santo
Cristo de Martín de Andújar | Foto: Jesús Manuel Martín Méndez
Una de las imágenes protagonistas de ese día es la de la Soledad. En Garachico es sabido que hubo varias tallas con esa advocación. Una de ellas, de bulto, además de un Crucificado y de un San Juan, fue hecha traer por Inés Pérez, esposa del afamado carpintero Juan Jordán. Después de la preceptiva licencia y de la dotación, adornaros el altar y dispusieron en él las tres imágenes citadas. Con la condición de que participasen en las procesiones de Semana Santa. En sus últimas voluntades, dispuestas en 1628, Inés encomendaba a sus herederos –sus hijos Juan y María- el buen cuidado y ornato del altar.
                Mayor huella ha dejado la nocturna precesión del Retiro, organizada por la Cofradía de la Virgen de esa advocación, que tenía como sede el colegio agustino de San Julián. Este acto se sufraga hasta 1721 con la modesta limosna recolectada por esta cofradía, creada precisamente para encargarse de esta celebración- Sus miembros corrían con los gastos de lacera y sacaban a Ntra. Sra. Del Retiro por las calles del lugar, mientras los agustinos ofrecían el sermón de balde. A cambio de esta gracia y de la asistencia de la comunidad regular a la función religiosa, la cofradía se comprometía a poner 60 candelones el día del entierro de algún fraile de ese Colegio. En la fecha antes citada, la procesión recibe un aporte financiero destinado a garantizar su continuidad y prestarle mayor realce. Ese fue teóricamente el objetivo del convenio suscrito entre D. Juan Bautista de Ponte, conde de La Gomera y marqués de Adeje y la comunidad regular agustina, después de unas negociaciones que llevó Sebastián de Payba en nombre de Ponte. Es muy probable que en el transcurso de la Semana Santa de 1721 se produjesen algunas conversaciones entre el señor y los monjes, pues Payba recibió formalmente el poder el 16 de mayo en la casa-fuerte de Adeje, y el acuerdo final se protocolizó en Garachico apenas seis días después. Contemplaba el documento que el de Ponte aportaría una cantidad anual de 200 ducados, impuesto sobre una finca que este noble poseía en Los Silos. Como contrapartida, D. Juan Bautista obtuvo el honor del patronato de la procesión y de la cofradía, lo que implicaba que él y sus sucesores en los mayorazgos de la casa disfrutarían de la calidad de cofrades mayores con facultad de nombras a un responsable o mayordomo de esa institución (cargo que podía recaer indistintamente en un religioso agustino o en un cofrade seglar) que cuidase del caudal de la misma y recabase donativos. De resto, se aclaraba que todo seguiría igual, de manera que los obligaciones recíprocas de los frailes y de los cofrades, así como el papel de todos ellos en la procesión, continuaban con toda validez, pues la contribución de Ponte solo iba encaminada a proporcionar una superior decencia y un aumento de las luces de esa función religiosa.
Domingo de resurrección
Resucitado | Foto: Jesús Manuel Martín Méndez
                Varias son las disposiciones, mandas y memorias, relacionadas con la Pascua de Resurrección, si bien –como de inmediato se advertirá- se refieran en general a la exaltación del Santísimo Sacramento, y por tanto a todas la festividades de esta devoción.
                El beneficiado Alonso de Torres, cuyo nombre está unido a la Semana Santa de Garachico por la fundación de la capilla y cofradía de la Soledad y por la procesión de la Sangre, dejaba en 1574 una curiosa memoria para contribuir más brillantemente al culto del Santísimo. Resulta que en la Parroquia se celebran procesiones alrededor de la iglesia con ese motivo el tercer domingo de cada mes, al igual que por el Corpus, el Jueves Santo y el Domingo de Resurrección. Debía atravesar siempre la comitiva un sector de la parte trasera de Santa Ana ocupado por un cementerio calmo y pedregoso, que ofrecía un aspecto poco adecuado para el evento. Con objeto de evitar el deterioro en la conmemoración y que el Santísimo no hallara a su paso un entorno poco edificante, se comprometía el beneficiado a que ese enclave debía estar perpetuamente limpio y adornado en esas ocasiones. Para lograr ese propósito, dona en la mencionada fecha al carretero Juan Barroso y sucesores, dos casas terreras de barro y piedra, tejadas y cercanías a su propio domicilio, que habían sido adquiridas por Torres a Inés Ribera, y que en ese momento estaban alquiladas a Barroso y a Isabel Antúnez. Las casas estaban juntas y una de ellas se hallaba situada junto al baluarte de San Miguel. Esta cesión llevaba aparejada como carga la obligación del beneficiario de turno (tanto Barroso como sus sucesores en la procesión de las moradas) de hacer limpiar y barrer la calle trasera y el citado paraje lateral de la iglesia de Santa Ana en los señalados días de procesión del Santísimo, además de distribuir en esas jornadas dos cargar de rama y dos de mastranzos (menta salvaje) por la iglesia y por la calle del cementerio.
                Por último, en 1628 el capitán Francisco Núñez Barbosa funda con su esposa, doña Catalina de la Peña, una capellanía y memoria de fiesta del Santísimo, que incluía procesión y misa cantada en la mañana de Resurrección en la iglesia de Santa Ana. Ya Barbosa se había señalado por su inclinación al Santísimo, pues había sido mayordomo de la cofradía de ese nombre.
Documentación, fotos y textos:
D. Jesús Manuel Martín Méndez (Ex – Presidente de la Semana Santa de Garachico)
D. José Velázquez Méndez (Cronista Oficial de la Villa y Puerto de Garachico)
José Miguel Rodríguez Yanes (Historiador de la Villa de los Silos)

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